hola a tod@s, namaste.
Estoy leyendo la saga de la novena revelación, la décima y la undécima, de James Redfield, y, aunque el mensaje ya lo había visto en otros libros, he decidido hacer una reflexión sobre esto:
¿cómo pides al universo o Dios o como quiera que le llames?.
Me explico:
Generalmente, sólo rezamos para pedir algo, casi nunca lo hacemos para agradecer lo que tenemos.
Pero, por si fuera poco, pedimos desde la carencia, desde lo que no tenemos.
Partiendo de la base de que todo es energía, incluso el dinero, aunque nos sirva para comprar cosas materiales, y sabiendo que lo semejante atrae a lo semejante, si pedimos desde la carencia o desde el pensamiento de que no nos merecemos lo que tenemos, nunca lo vamos a recibir porque no vibramos en la frecuencia adecuada.
Para pedir, tenemos que hacerlo visualizando que ya tenemos concedido lo que pedimos, así, siempre que nos convenga para nuestra evolución espiritual, será más fácil que se nos manifieste.
Tampoco podemos pedir desde el deseo de controlar a los demás, o desde que al otro le vaya como nosotros queremos, quizá, aunque lo pidamos con la mejor intención, al otro no le conviene espiritualmente para su misión de vida y propósito del alma, lo que nosotros queremos para él.
Un ejemplo es la oración más hermosa que es el padrenuestro.
Tiene muchas traducciones, a cual más bella, pero me quedaré con la tradicional para explicar una cosa:
Cuando decimos: perdona nuestras ofensas, lo enunciamos como afirmación o como petición, es la forma correcta, ya sería magnífico si visualizáramos que esto sucede, pero no decimos: por favor, perdona nuestras ofensas, nuestro diálogo con nuestro creador debe ser amoroso y confiado, como un niño a su padre, porque él nos ama desde el momento en que fuimos creados, porque somos seres de luz perfectos con una chispa divina en nuestro interior, hemos venido a la tierra a experimentar una experiencia o vida física para gozarla y para evolucionar y aprender, por decisión de nuestra alma y siguiendo su plan divino, aunque no lo recordemos para no sufrir y porque sería imposible vivir recordando todas nuestras emociones y vidas pasadas.
El sufrimiento es innecesario, y el dinero no tenemos que acumularlo, lo necesario para vivir y para imprevistos sí, pero no tanto como si no nos mereciéramos lo que tenemos, porque lo merecemos todo por estar aquí.
Ahí os lo dejo para que penséis, un abrazo de luz, Alba Álvarez.