Hola a tod@s, namaste.
Pediros disculpas por esta larga ausencia, pero no sabía qué escribir.
Hoy vengo con un asunto de rabiosa actualidad:
Me pregunto por qué en la escuela, aparte de enseñar contenidos académicos, hablar sobre drogas, sexualidad, y ojalá hablaran más sobre las emociones, no se habla acerca de los peligros de algunas prácticas mal entendidas o mal enfocadas.
El diario faro de Vigo publicaba una noticia sobre un grupo de niños y adolescentes que habían destrozado la casa de su vecino tras practicar la ouija.
Más allá de la gamberrada y el bandalismo, quisiera hablaros de los peligros de esta práctica.
Independientemente de lo que se esconda tras el famoso tablero ouija, me da igual si son espíritus, entes malignos o entidades del bajo astral, o si es la propia mente la que nos juega una mala pasada, yo particularmente pienso que son un poco ambas cosas, este mal llamado juego puede sugestionar a personas mentalmente inestables, o cuya mente aún se está formando, y me da igual si el tablero es real o virtual, que también lo hay.
Conocidísimo es el caso Vallecas o el de Cañitas, y algunos otros donde ha habido casos de posesiones, muertes en extrañas circunstancias, asesinatos o histeria colectiva, pero además, con preguntas como ¿a qué edad o de qué forma voy a morir?, podemos entrar en una espiral de lo que se llama profecía autocumplida y que al final muramos de eso, no porque lo diga un ente, sino porque propiciamos esa muerte o nos sugestionamos y morimos de miedo, que también se puede morir de miedo.
En fin, ahí os lo dejo como reflexión, cuidado con el tablero que no es tan divertido como parece.
Un abrazo de luz, Alba Álvarez.